Este tipo de trabajos son sistemáticamente silenciados por los partidarios de políticas agrarias intensivas, pero no se trata de volver al pasado, léase bien, tampoco de una revolución agraria a la "egipcia", sino de aplicar el sentido común, el "conocimiento" y la investigación a sistemas de producción tradicionales completamente válidos aunque triste y vergonzosamente arrinconados.
El artículo en cuestión está extraido del Blog de Juan José Ibañez "Un universo invisible bajo nuestros piés". Volveremos a hablar de este honesto científico, biólogo y especialista en suelos.... pero ahora tiene la palabra Antonio Bello Pérez:
La Agroecología Como Elemento Armonizador en el Mundo Agrario
Agroecología en Gaztelumendi |
Ante la crisis económica en la que nos encontramos, los políticos responsables deben recordar que es fundamental dinamizar el conocimiento si se quiere dinamizar la economía. En el campo agrario se propone un cambio de modelo fundamentado en la Agroecología que, como ciencia que estudia la ecología de los sistemas agrarios, nos permite conocer los elementos y procesos claves que rigen el funcionamiento de los agrosistemas, para poder basar su gestión en el manejo de la “Diversidad” como elemento de armonía y no de confrontación.
Puesto que la Investigación en Ciencias Agrarias ha estado dirigida principalmente a la obtención de cultivos transgénicos (Castañera 2008), olvidándose de que los sistemas agrarios son sistemas complejos, que sólo pueden ser gestionados con ideas y creatividad, no siendo sólo cuestión de genes y de enzimas (Bello y col. 2008).
Es urgente poner en valor el gran potencial de la “cultura agraria Ibérica y Mediterránea” que ha sabido armonizar agricultura y ganadería en nuestros sistemas agrarios, como las dehesas castellanas, extremeñas y andaluzas; los sistemas agrarios y ganaderos de montaña de Asturias, Cantabria, País Vasco y el Pirineo; el manejo de los factores ambientales en nuestra agricultura extensiva y, en el caso concreto del Valle del Ebro y Canarias, la gestión de las relaciones de verticalidad entre el valle y la montaña; incluyendo además la gran diversidad de sistemas agrarios tradicionales de alto valor ecológico, como son los sistemas “enarenados” de Almería, las “sorribas” y los "jables" de Canarias o los viñedos desde los de “A Ribeira Sacra” en Lugo hasta los de Lanzarote y la isla de El Hierro. Pero sobre todo hay que resaltar nuestro mestizaje con las culturas agrarias de los pueblos de América y del Norte de África, puesto que es fundamental para poder gestionar la biodiversidad funcional de los cultivos de frutales y hortalizas, o la trasformación de nuestros ambientes áridos en vergeles. No conviene olvidar la gran diversidad de los mercados locales, como modelo de venta directa de los productos agrarios.
Es necesaria la creación de Centros Internacionales de Referencia en Agroecología, donde a través de Programas de Investigación Participativa, se armonice el conocimiento científico con “El Saber” de agricultores y ganaderos, para que con los empresarios agrarios podamos responder a las demandas de los ciudadanos de una producción agraria de calidad, a un precio justo, que nos permita dinamizar al mismo tiempo la economía. Hay que resaltar la necesidad de poner en valor el gran potencial de nuestros Técnicos e Investigadores que cada año nos sorprenden con la calidad de sus comunicaciones y publicaciones, que están recogidas en las reuniones y congresos de nuestras Sociedades Científicas, junto al gran número de cursos sobre Agroecología y Agricultura Ecológica, que organizan Universidades, Centros de Investigación y Organismos Autonómicos, así como organizaciones agrarias, ambientalistas y de consumidores.
Ante los problemas actuales del mundo rural es necesaria voluntad política que permita una mayor participación de los ciudadanos para cambiar de modelo, puesto que éstos no se van a resolver con milagros biotecnológicos y la utilización de organismos transgénicos, sino que más bien se pueden producir nuevos problemas de contaminación biológica, que serán mucho más graves que los causados con la contaminación química por una gestión incorrecta de los cultivos, puesto que la contaminación biológica, a diferencia de la química, es capaz de autoreproducirse, siendo la principal razón por la que se exigen unos niveles de contaminación cero, sin olvidar la pérdida de autonomía por parte del agricultor en relación al control de sus semillas.
Pero sobre todo, es necesario un compromiso a nivel social, porque los problemas del “campo” no son sólo problemas de los agricultores y ganaderos sino responsabilidad de todos los ciudadanos. Todo ello es fundamental para que a través de la Unión tratemos, no de expulsar a los “fariseos” de la agricultura “sostenible” con transgénicos del “templo sagrado” de la Agronomía, sino que por el contrario demostremos que la Agroecología es la única vía para lograr un mundo rural vivo y en armonía.
Gaztelu: paraje Aitzulu |
Es necesaria la creación de Centros Internacionales de Referencia en Agroecología, donde a través de Programas de Investigación Participativa, se armonice el conocimiento científico con “El Saber” de agricultores y ganaderos, para que con los empresarios agrarios podamos responder a las demandas de los ciudadanos de una producción agraria de calidad, a un precio justo, que nos permita dinamizar al mismo tiempo la economía. Hay que resaltar la necesidad de poner en valor el gran potencial de nuestros Técnicos e Investigadores que cada año nos sorprenden con la calidad de sus comunicaciones y publicaciones, que están recogidas en las reuniones y congresos de nuestras Sociedades Científicas, junto al gran número de cursos sobre Agroecología y Agricultura Ecológica, que organizan Universidades, Centros de Investigación y Organismos Autonómicos, así como organizaciones agrarias, ambientalistas y de consumidores.
Ante los problemas actuales del mundo rural es necesaria voluntad política que permita una mayor participación de los ciudadanos para cambiar de modelo, puesto que éstos no se van a resolver con milagros biotecnológicos y la utilización de organismos transgénicos, sino que más bien se pueden producir nuevos problemas de contaminación biológica, que serán mucho más graves que los causados con la contaminación química por una gestión incorrecta de los cultivos, puesto que la contaminación biológica, a diferencia de la química, es capaz de autoreproducirse, siendo la principal razón por la que se exigen unos niveles de contaminación cero, sin olvidar la pérdida de autonomía por parte del agricultor en relación al control de sus semillas.
Espacio adehesado en Gaztelumendi |
Pero sobre todo, es necesario un compromiso a nivel social, porque los problemas del “campo” no son sólo problemas de los agricultores y ganaderos sino responsabilidad de todos los ciudadanos. Todo ello es fundamental para que a través de la Unión tratemos, no de expulsar a los “fariseos” de la agricultura “sostenible” con transgénicos del “templo sagrado” de la Agronomía, sino que por el contrario demostremos que la Agroecología es la única vía para lograr un mundo rural vivo y en armonía.
Referencias.
Bello A., López Pérez J.A., Díez-Rojo M.A., López-Cepero J., García Álvarez A. 2008. Principios ecológicos en la gestión de los agrosistemas. Arbor, Ciencia, Pensamiento y Cultura 729, 19-29;
Carson R. 1962. The silent spring. Houghton Mifflin, New York, 400pp;
Castañera P. 2008. Cultivos biotecnológicos: una década de maíz transgénicos resistentes a plagas en España. 20 años de Conquistas Tecnológicas. Phytoma España 199, 16-21;
Monserrat P. 1961. Las bases de la praticultura moderna. Caja de Pensiones de Cataluña.Boletín Agropecuario 99-14.
Antonio Bello Pérez
Profesor de Investigación en Ciencias Agrarias.
Dpto. Agroecología. Centro de Ciencias Medio Ambientales
(CCMA), Madrid.
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