El tejo es un árbol mágico en la imaginería del pueblo asturiano, algo así como el roble para los vascos. Hay una excelente e inquietante PAGINA WEB de la Asociación de los Amigos del Tejo, y digo lo de inquietante por la situación actual de este viejo árbol, olvidado e injustamente maltratado por esta sociedad de engreídos y “competitivos” ANIMALES urbanos.
El tejo en palabras de Ignacio Abella vive…. “…..donde se le deja, y su principal enemigo son los enredos humanos”….. es una árbol de lentísimo crecimiento y gran longevidad. La madera es muy dura y además es la más resistente de todas a la intemperie. Es un árbol dioico, es decir, con diferenciación de sexos, con pies masculinos y femeninos diferentes. Todas las partes de la planta son ricas en alcaloides tóxicos que pueden llevar a la muerte en pocos minutos. El arilo, baya o fruto rojo es la única parte del árbol no venenoso, pudiendo ser ingerido sin problemas con la precaución de retirar la semilla.
Cuando “LA GUERRA” se desarrollaba con armas más "primitivas" que la bomba atómica, los mejores arcos eran los de tejo, por lo que fue un árbol perseguido en tiempos de guerra, y una de las consecuencias de las guerras de entonces fue la destrucción de estos árboles en los territorios invadidos, para que sus moradores no pudieran construir arcos de calidad.

Muy alejado del núcleo poblacional de Gaztelu, en un claro de un bosque y a 714 m.a.s.n.m. encontré que “alguien” y relativamente hace poco tiempo había plantado 12 tejos, ni uno más, ni uno menos y además están “cuidados”. Los árboles han crecido en altura, y para preservarlos del viento y las inclemencias, ese "alguien" los ha atado a estacas, para que no se doblen, ya que el tronco no es todavía lo suficientemente fuerte como para aguantar el peso, de la nieve o del agua cuando llueve.
Querido amigo desconocido: GRACIAS, ESKER MILA
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